Hoy queremos hablaros de un visor tipo stanhope muy especial, que recientemente hemos incoporado a la colección Foticos. Se conoce como "espejo mágico" (id. 9728) y se la atribuye su fabricación al fotógrafo e inventor francés René Dragon.
Como veis, este visor stanhope, datado en el último cuarto del siglo XIX, tiene forma de espejo de mano, y en su interior hay dispuestas 42 fotografías en miniatura. En el anverso del cuerpo, de latón macizo, aparece una escena figurativa que representa a un artista y a su público. Los personajes abren el telón para revelar el visor al espectador (por donde se ven la microfotografías). Aparece grabada la palabra MAGIE (magia). Las microfotografías están montadas en un anillo de latón torneado. Se desplazan accionando un botón central giratorio en el reverso. Las imágenes en miniatura que muestra este visor se refieren a vistas de Italia.
Los famosos stahnhope son dispositivos ópticos que permiten visionar imágenes microscópicas (de unos 3mm) sin la ayuda de ningún microscopio, tan solo con una pequeña lupa (la lente stanhope), que aumenta la escena alrededor de 100 veces su tamaño. Precisamente su invento se debe a René Dragon (1819-1900), que obtuvo la primera patente de la historia sobre la microfotografía el 21 de junio de 1859.
René Dragon, ya desde su anuncio en 1839 se interesó por los Daguerrotipos, y se fue familiarizando con los procesos de colodión, que más tarde adaptaría a sus técnicas de microfotografía. Al poco de obtener la patente, tuvo muchos problemas con imitadores y personas que lanzaban versiones propios de los stanhopes. Tras el éxito de estos visores montados sobre joyas y souveniers, Dragon montó una fábrica en Francia, que en 1962 llegó a contar con más de 150 empleados y fabricaba alrededor de 12.000 unidades al día.
Hoy queremos traeros una de las últimas incorporaciones a la colección de Foticos, una auténtica joya de la historia de la fotografía. Hablamos de una cámara de estudio francesa de 1870 de formato 40x50cm (id. 9737), propiedad del célebre fotógrafo Adolphe Braun. Esta cámara para placas al colodión, de 150 años de antigüedad, fue fabricada por Guilles Frères, en París, y lleva montado un objetivo gran angular de origen inglés.
AAdolpe Braun (13 de junio de 1812-31 diciembre 1877) se inició en su juventud como dibujante, y fue enviado a París en 1828 para estudiar diseño decorativo. Es uno de los fotógrafos franceses más célebres e influyentes del siglo XIX, conocido especialmente por sus naturalezas muertas florales, escenas callejeras parisinas y paisajes alpinos. Precisamente con esta finalidad, esta cámára de estudio está montada sobre un gran trípode que llega a permitir subir la cámara a más de de dos metros y medio de altura.
Braun realizó importantes aportaciones a la fotografía, entre otras, algunas innovaciones en la reproducción fotográfica para comercializar sus fotografías en todo el mundo. De hecho, su estudio de Mulhouse contribuyó a que la fotografía pasara de ser una actividad artesanal a una empresa comercial a gran escala, produciendo miles de imágenes únicas que se reprodujeron en toda Europa y Norteamérica. También, sus técnicas fotográficas ayudaron a avanzar en el campo de la historia del arte gracias a la reproducción de obras de arte famosas.
La obra de Braun ha sido expuesta en el Museo Metropolitano de Nueva York, el Getty de Los Ángeles, el Museo d'Orsay en París, el MOMA de Manhattan o el National Gallery of Art de Washington, entre muchos otros. En las siguientes fotografías podéis ver la cámara de nuestra colección en el Museo Unterlinden, de Colmar (Francia), donde estuvo expuesta del 17 de febrero al 14 de mayo de 2018 junto a algunas de sus obras.
Este viernes, queremos hablaros de una pieza muy especial de la colección Foticos: el libro 3D de las Minas de Almadén (id.10485), editado en 1934, en la República. Como seguro muchos sabéis, las minas de Almadén son la explotación minera de mercurio más antigua, con más de 2.000 años de historia. De ella se ha extraído un tercio de todo el mercurio que ha utilizado la humanidad, concretamente, se estima que de esta pequeña localidad de Ciudad Real han salido unos siete millones y medio de frascos de mercurio (cada uno contenía aproximadamente 34,5kg de metal).
Las minas de Almadén dieron fama a la península Ibérica en el mundo antiguo. En la época romana tuvieron ya una gran relevancia, aunque fue tras la invasión islámica de Al-Andalus cuando la Mina de Almadén adquirió mayor importancia. Su nombre se debe a esta época: al-madin (la mina, en árabe).
Precisamente, la historia viva de esta Mina, en la que llegaron a trabajar en 1950 unos 2.200 obreros, ha ocupado miles y miles de páginas de estudiosos y eruditos, además cientos de monografías y estudios académicos. Por ello, es curioso que en la Segunda República española, el Consejo de Administración de las Minas de Almadén decidieran realizar como obsequio un elegante libro 3D con los edificios más significativos de esta explotación. Esta pieza ha llegado en un perfecto estado hasta nuestros días, y para disfrutar de las fotografías en 3D solo son necesarias unas gafas anagrifo.
Debido a las nuevas directrices europeas y los cambios en los mercados, la demanda de mercurio descendió notablemente, y conllevó el cierre definitivo de esta explotación minera en 2003. No obstante,el 29 de junio de 2012, la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a las Minas de Almadén conjuntamente a las de Idrija (Eslovenia). Hoy, en España se ha creado el Parque Minero de Almadén, que recibe miles de visitas al año.
Esta semana queremos hablaros de uno de los principales fotógrafos del siglo XIX del París bohemio: Gaspard-Felix Tournachon, más conocido como Nadar (1820-1910), del cual contamos en nuestra colección con varias carte de visite de su última época como retratista. Fue un fotógrafo tan reconocido que era todo un honor posar para él. Entre las personalidades retratadas por Nadar destacan pintores como Delacroix, Monet o Manet, escritores como Dumas o Victor Hugo, poetas como Baudelaire, aunque también pasaron por su estudio políticos, actores y otras personalidades públicas.
Autoretratos de Nadar, a la izquierda en fotografía, y la derecha como caricatura
Félix Nadar fue un fotógrafo, dibujante, caricaturista, pintor, aeronauta y escritor que, además, fue el primero en tomar fotografías aéreas de la historia, en el año 1858, realizadas con una cámara fotográfica desde un globo aerostático. Fue también el primer fotógrafo en emplear la luz artificial. Además, a él le debemos las primeras instantáneas de las catacumbas de París gracias al empleo de la luz artificial.
Nadar comenzó utilizando la fotografía como mera herramienta para retratar a los personajes que más tarde caricaturizaba. El éxito de sus caricaturas lo animó a embarcarse en un gran proyecto: grandes litografías de un millar de personajes célebres de París, conocido como el "Panthéon Nadar". Su ingenio y mordacidad le hicieron obtener el sobrenombre de Nadar, derivado de "Tourné à dard" (dard significa aguijón). En aquella época, fue cuando abrió en 1853 su primer estudio fotográfico junto a su hermano Adrien. De hecho, hicieron juntos una de las obras que le valió a Nadar la medalla de oro en la Exposición Universal de 1855 por una serie de fotografías del mimo Deburau.
Su interés por la aeronáutica, afición compartida con su amigo Julio Verne, lo llevó en 1858 a conseguir las primeras vistas aéreas de París tomadas desde el "Geant" (Gigante), un globo con hélice construido ex profeso para tal hazaña. Como consecuencia de este descubrimiento, se consiguieron las primeras imágenes a "vista de pájaro" y comenzó a utilizarse esta técnica también con fines bélicos. En 1870, durante el asedio prusiano al París de la Comuna en la guerra Fanco-Prusiana, las fotografías aéreas de Nadar consiguieron con gran seguridad salvar París de su ocupación: anticipando cuáles serían sus objetivos más probables, la cantidad de armamento disponible, el posible apoyo que tendrían las fuerzas enemigas. No obstante, el ejército francés nunca llegó a reconocer su auténtico valor. En cambio, el escritor Julio Verne sí que se inspiró en su amigo Nadar en su obra "Cinco semanas en globo", en 1863, y hasta lo homenajeó en otra de sus obras, "De la Tierra a la Luna" dando el nombre a su protagonista: Miguel Ardan (es fácil ver que Ardan es el anagrama de Nadar).
Investigadores y académicos han identificado tres etapas en la obra de Nadar: la primera cuando trabajó junto a su hermano Adrien en la década de 1850, cuando tomaba solamente dos o tres retratos por día. Sus retratos enfatizan sobre todo la expresión del modelo. En una segunda etapa, en el estudio del Boulevard des Capucines, adquirido en 1861, en la que imprimía varias decenas de fotografías por día. Fue en esta época donde llegó a cobrar 100 francos por retrato. Y una tercera etapa, cuando trasladó su estudio en 1872 a la calle Anjou, donde se dedicó a retratar solamente a amigos y celebridades. Además, si bien Nadar siempre trató de huir de la técnica de las fotografías "iluminadas" (o coloreadas), cabe destacar que finalmente acabó cediendo al retoque adulador y excesivo que la competencia comercial y los gustos de la sociedad de ese momento le exigían. Y es precisamente de esta última época en la que se enmarcan las carte de visite "iluminadas" que obran en nuestra colección.
Nadar no fue tan solo el primero en subir al cielo y descender a las cloacas para tomar fotografías, sino que también fue el creador de la primera foto-entrevista, junto a su hijo Paul. En 1886, Paul Nadar tomó 12 tomas de la entrevista de su padre al químico francés Chevreul (1786-1889). Se publicó en "Le Journal Illustré" a modo de fotonovela. Félix Nadar murió a los 90 años y sobrevivió a todos sus personajes del "Panthéon Nadar". A su muerte dejó más de 450.000 placas de cristal, que están en poder de la hija de Paul Nadar.
Este visor estereo de la marca Rellev (id. 10673) está fabricado en España aproximadamente en la década de los 40. Incluye además dos colecciones completas de 15 fotografías cada una del Monasterio de Piedra, con gran seguridad obra del catalán José Codina. Se trata de un visor plegable de metal y cartón para vistas en formato cartulina 6x13cm.
El fotógrafo y editor José Codina Torrás arrancó su carrera editando vistas de las Exposiciones de Sevilla y Barcelona de 1929 en placas de vidrio de 45x107mm, aunque poco después se centró en lanzar al mercado numerosas series de poblaciones y lugares españoles siguiendo el formato ampliamente difundido por el Verascope de Jules Richard, esto es, 6x13cm.
Codina comercializó estas vistas bajo la marca “Estereoscopia RELLEV”. En un principio quiso denominarlas “Relleu” (relieve en catalán), pero debido a la época convulsa española (1930-1940) y para no tener problemas políticos o comerciales, decidió apostar por un logotipo en el que se leía “RELLEV”.
Bajo la serie “Vistas estereoscópias de España” (algunas de ellas sin su marca), editadas en formato 6x13, editó un total de 175 colecciones, cada una de ellas con 15 fotografías. Lo que hacen un total de 2.625 imágenes de toda la geografía española (lugares urbanos, monumentos, paisajes, interiores, etc.), aunque según los investigadores Hernandez Latas y Fernández Rivero más del 30% proceden de Cataluña. Cada serie se vendía al precio de 21 pesetas en cristal y 3,50 pesetas en cartulina, con importantes descuentos en caso de suscripción de la colección. Después de la guerra civil el precio se incrementó sutilmente.
Con la marca Rellev, Codina lanzó también en la década de los años 30 y 40 toda una gama de productos asociados: visores estereoscópicos (tipo Homes-Bates o los de sobremesa tipos Brewster, además de otros más sencillos plegables), así como proyectores para las series monoscópicas (de 35mm) con un mecanismo eléctrico de iluminación. A lo largo del tiempo fueron muchos sus anuncios en prensa y otras publicaciones, como la que encontramos bajo estas líneas en las que aparecen reflejados algunas de sus creaciones:
En más de una ocasión hemos hablado de algunas cámaras españolas que han hecho historia y no podemos pasar por alto a la empresa nacional de fabricación de cámaras más importante que haya tenido España: Certex, que comenzó su andadura en la localidad barcelonesa de Vic en 1952.
La empresa debe sus orígenes a la colaboración del catalán Francesc Xavier Bach, farmaceútico de profesión y fotógrafo vocacional, y el suizo afincado en Barcelona Pablo Wehrli, distribuidor de productos y editor de una revista especializada en fotografía y cine. Los primeros modelos lanzados al mercado bajo la firma Certex eran prácticamente copias de otras marcas europeas, como las Certex Daci Royal y Certex Digna.
Pero hoy queremos hablaros de uno de los últimos modelos de esta firma española, que fue en parte la que terminó abocando a la empresa a la quiebra: la Werlisa Safari Indiana Jones (id. 11663 e Id. 581), una variación de la Werlisa Club Color modelo B, fabricada desde 1976, y que en 1987 se le da un color beige y se le incorporan unos adhesivos de Indiana Jones, uno de los éxitos cinematográficos de la época.
Por razones de Márketing esta cámara se orientó hacia el público más infantil y fue la primera cámara de muchos de los jóvenes de los años 80 y 90. Utiliza carretes de 35mm, incorpora una lente de metacrilato óptico Certar f:7,5 de 35mm con un obturador de tres velocidades (sol, nubes, flash). Fue precisamente con el lanzamiento de esta cámara cuando la empresa realizó un esfuerzo económico grande en la campaña de Navidad de 1987, tratando de revertir una fuerte crisis en la que llevaba ya varios meses. Pero no salió como esperaban, y la campaña no obtuvo los resultados necesarios, incrementando aún más sus problemas. En apenas unos meses la empresa se vio abocada a la solicitud de la suspensión de pagos y a su cierre definitivo en 1988.
A pesar de todo, Certex es sin duda una de las firmas españolas de mayor relieve en la Industria Fotográfica española, llegando a producir hasta 450.000 cámaras al año, de las cuales el 35% se exportaba. Las cámaras Certex son sinónimo de sencillez y fácil manejo, características que le llevaron a firmar un contrato para exportar 10.000 unidades del modelo "club color" a Japón. En 1985 Certex cerró el ejercicio con una cifra de ventas de más de 400 millones de pesetas. También, son conocidas varias sinergias de la empresa española con otras multinacionales como Agfa, Matfot o Solis Color, entre otros. Es curioso que unas malas decisiones económicas pudieran desencadenar en la quiebra de un gigante nacional como Certex.
Cámara original utilizada como atrezzo en una película de los Picapiedra (Id.11736). Está modelada en espuma y resina para imitar la apariencia de la edad de piedra, pero mucho más liviana, lo que indudablemente facilita su uso durante el rodaje del largometraje.
¿Sabéis en qué modelo se inspiraron sus creadores? Si comparamos esta imitación de espuma endurecida con la Canon Ixus ELPH (Id. 11756) veréis que la versión cinematográfica está fabricada al máximo detalle, con solo pequeñas modificaciones. La película de los Picapiedra Viva Rock Vegas se lanzó en 2000, con lo que su rodaje sería probablemente uno o dos años antes. Y el primer modelo de Canon APS ELPH salió al mercado en 1996. Por lo que coinciden en fechas.
El primer modelo de la Canon ELPH se vendió en Japón y su cuerpo minimalista es obra del diseñador japonés Yasushi Shiotani. En su momento fue la cámara con zoom de enfoque automático más pequeño del mundo, nada que comparar con las medida de la versión de los Picapiedra, que mide concretamente 35x22cm y su objetivo sale hasta los 20cm. También difiere el material, ya que en lugar de elegante acero inoxidable, la cámara de atrezzo es una combinación colorida de gris, azul y verde.
Seguro que más de uno recuerda haber visto la película, pero quizás no cae en qué momento de la misma aparecía esta Canonabel ELPH. Para quienes no puedan esperar a volver a ver la película os dejamos aquí un par de escenas en las que se identifica:
Por último, si recordáis, los Picapiedra solían hacer humor en la edad de piedra con objetos de uso cotidiano. Aquí os dejamos unas imágenes de un episodio de Los Picapiedra de 1962, en el que los personajes de Los Picapiedra compran una cámara instantánea Polarock, que hacía fotografías al instante sí ….. aunque gracias al trabajo de dibujo de un pequeño pájaro en el interior de la cámara. ¡La cámara moderna de la edad de piedra!
Os acercamos la historia de uno de los mayores protagonistas de la fotografía estereoscópicas en España, Jaume Calafell Pifarré (1917-1986). Este fotógrafo catalán fue también un inventor incansable capaz de concebir, patentar, construir y comercializar diversos aparatos fotográficos, entre los que destacan los visores estéreo de peana Marte Visión (id. 11865 y 11866), que recientemente hemos incorporado en nuestra colección.
En la imagen, los visores de Marte Visión en la Rambla de Barcelona. A la izquierda, uno de la colección Foticos
Fruto de su pasión por la imagen, que nació a la edad de 15 años al recibir una cámara de fotos promocional, alrededor de 1961 Jaume Calafell ideó estos robustos aparatos de pago, de más de metro y medio de altura, que se instalaron en los puntos más turísticos de la geografía española. Quizás alguno de los lectores recuerden haberlos visto en el Parque Grande de la capital aragonesa, a donde llegaron gracias a su compromiso con la zaragoza Carmen Pueyo. Permitían visionar imágenes estereoscópicas a color y eran herramientas estupendas de propaganda turística. Las que tenemos en nuestra colección estaban colocadas respectivamente en la plaza de España de Sevilla y en Valencia, durante las fallas de 1978.
Jaume Calafell registró hasta 31 patentes durante su trayectoria profesional, realizada principalmente en Tárrega, aunque también llegó a expandir su negocio familiar hasta Barcelona, Zaragoza o Valencia. De hecho, en los años 50 ideó y comercializó con los nombres de Marte y Marte Visión unos visores de mano muy económicos que compitieron con potentes marcas extranjeras como los View-Martes americanos o los Lestrade franceses. En muchas ocasiones, estos aparatos iban acompañados de vistas estereas en relieve que le dieron mucho prestigio a Jaume Calafell. Como fotógrafo, se estima que su fondo actual puede superar con creces las 100.000 imágenes.
Los visores de pago Marte Visión tuvieron una longevidad extraordinaria, de más de tres décadas, algunos de los cuales sobrevivieron hasta la Barcelona olímpica de 1992, cuando los últimos visores fueron retirados de Montjuïc.
Vista estereo tissue en la que aparecen unas señoras y un caballero en un salón de la época (id. 12012). Además, una de las mujeres sujeta en sus manos un visor estereo tipo Brewster, algo muy común y valorado en la época. Las imágenes estereo tissue (también llamados french tissues) son un género muy curioso de las vistas estereo que permite un doble visionado de la escena: en blanco y negro cuando se observa sin una fuente de alimentación o con color ("iluminada") cuando se visiona al trasluz.
Aquí podéis ver la imagen estereo (anverso y reverso) sin luz:
Y a continuación la misma vista estereo, observada al trasluz:
Así pues, una imagen tissue se trata de una fina impresión a la albúmina montada en un marco de cartón recortado, tintada por detrás (ya sea mediante la aplicación de anilinas, acuarelas o tiras de celofán) y cubierta con una segunda hoja translúcida de papel adherida con pastas vegetales. Tras su invento en 1853 a manos del francés J. L. Tardieau, su uso se popularizó entre 1858 y 1875.
Pero esta belleza no habría sido posible sin el invento de la técnica de positivado a la albúmina, realizada por el fotógrafo francés Blanguard-Evrad en 1850. Esta innovadora propuesta sustituyó a las copias realizadas en papeles a la sal, y fue el procedimiento de reproducción fotográfico más extendido desde 1854 hasta 1895, aunque se continuó fabricando papel a la albúmina hasta 1930.
La albúmina (en latín albūmen, ‘clara de huevo’) se obtenía a partir de batir claras de huevo con sal. Entonces, la mezcla se dejaba reposar hasta convertirse en un líquido amarillento. Sobre este se introducía un fino papel, que posteriormente se dejaba secar y se sensibilizaba en un baño de nitrato de plata. Así se obtenía el papel fotográfico. Bastaba con exponerlo en contacto directo del negativo a la luz solar para obtener la copia fotográfica.
En términos generales, debido a su extrema finura, los positivos a la albúmina debían montarse sobre un soporte secundario, ya sea de cristal o de cartón. Es característico un tono amarillento de las copias a la albúmina con el paso de los años, como el que observamos en vista estereo que presentamos. Se conocen muy pocas autorías de vistas estereo tissues, ya que en su mayoría no estaban firmadas, o como mucho, aparecían reflejadas las iniciales.
Pieza de más de 150 años de antigüedad: una fotografía sobre papel a la sal, datada alrededor de 1855 (Id. 12136). Este bello retrato de un caballero posiblemente inglés del siglo XIX nos trae a colación al inventor de esta técnica fotográfica - el calotipo-: el británico William Henry Fox Talbot (1800-1877). La fotografía mide 20x15cm y en el reverso aparece anotado el nombre de Eathan Phelps Hartwell.
Es curioso que el británico Talbot estuviera realizando estudios sobre la fijación de imágenes sobre papel al mismo tiempo que el francés Louis Daguerre ultimaba su descubrimiento. De hecho, se sabe que la presentación del daguerrotipo en 1839 fue el aliciente para que Talbot se apresurara a presentar su invento, al que denominó calotipo, aunque también se conoce como talbotipo o impresión al papel salado (saltprint en inglés). No obstante, la acepción finalmente patentada en febrero de 1841 por el fotógrafo, científico, botánico, matemático y político británico fue calotipo, del griego “kallos” (bello).
Si bien el calotipo no tuvo tanto éxito comercial en su época como sí consiguió el daguerrotipo (en parte porque el gobierno francés compró su patente y la liberó para que la sociedad hiciera uso de ella), lo cierto es que es considerado como el precursor de la fotografía moderna del siglo XX, basada en la técnica negativo-positivo, tal y como ideó Talbot.
Negativo y positivo conseguido por Talbot (a la derecha)
Gracias al hallazgo de Henry Talbot, se consiguió disminuir el tiempo de exposición de la fotografía de 30 minutos a 30 segundos y logró algo que el daguerrotipo no podía: generar un número ilimitado de copias, que ayudó a convertir la fotografía en un medio de comunicación de masas.
¿Pero cómo funciona esta técnica?
Talbot ideó una especie de cámaras oscuras de reducidas dimensiones, a las que su mujer llamó “ratoneras”, con las que conseguía imágenes en negativo sobre un papel sensibilizado a la luz mediante la mezcla de nitrato de plata y yoduro de potasio (sal). El resultado se fijaba con hiposulfito sódico. Con esa imagen negativa se conseguían después diversos positivos en contacto con papel salado. Este tipo de fotografías presentan una textura (grano de la emulsión) que se aproxima más a la pintura. Bajo estas líneas podéis ver un ejemplo de “ratonera”, utilizada para crear calotipos.
Recientemente hemos incorporado a la colección de Foticos una carte de visite (o tarjeta de visita) del Emperador Napoleón III y su esposa la Emperatriz Eugenia de Montijo, nacida en España (id. 12193). Esta copia a la albúmina data aproximadamente de 1865 y es obra del mismo André Adolphe Eugène Disderí (1819-1889), quien patentó en 1854 las "carte de visite portrait photographe" (retrato fotográfico en tarjeta de visita). Se le considera uno de los mayores exponentes en el mundo de la fotografía.
André Disderí inició su carrera fotográfica con los daguerrotipos, aunque su mayor éxito y aportación fue una cámara modificada con 4, 6, 8 y hasta 12 lentes, que podían generar placas de carte de visite con hasta 12 imágenes distintas de 9x6 centímetros. Por delante de los objetivos de su cámara pasaron numerosos personajes de la alta sociedad y de la realeza, incluida la Reina Victoria. Las imágenes del emperador Napoleón III a partir de 1859 fueron las que le catapultaron a la fama. En sus retratos utilizaba atrezzos con los que teatralizaba las imágenes, a modo de cuadros pictóricos. Con su cámara de múltiples objetivos iba abriendo y cerrando sucesivamente los mismos para realizar tomas de los personajes en distintas posturas.
Además de la toma de retratos fotográficos, en su estudio contaba con un taller que positivaba copias de gente conocida para comercializarlas posteriormente (como la que ha llegado a nuestra colección). Gracias a ello, los álbumes para coleccionar y enseñar las tarjetas se volvieron habituales en los salones victorianos, y eran considerados uno de los bienes más preciados de cualquier familia. La fama de las carte de visite comenzó a disminuir a partir de 1870 cuando las “tarjetas álbum” (también llamadas tarjetas de gabinete) empezaron a hacerle la competencia.
Sin duda, su invento combinado con los bajos precios de las carte de visite, ayudó a popularizar los retratos de fotos en Europa y Estados Unidos, aunque también llevó a la ruina a muchos otros fotógrafos, incapaces de competir con sus tarifas. Bien es cierto que también otros colegas del sector aprendieron y aplicaron sus mismas técnicas comerciales. A pesar de que gracias a sus patentes Disderí llegó a hacerse multimillonario, dilapidó toda su fortuna y acabó muriendo sordo, casi ciego y en la miseria en 1889, tras trabajar unos años como fotógrafo ambulante en Niza (Francia).
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