visor estereo tipo view-master fabricado por una empresa española, Arpa Color, SA, en los años 50.
Este visor tiene un cuerpo de baquelita marrón y utiliza discos de 14 imágenes, aunque realmente, solo presenta 7 fotografías estereas. En su origen, estas placas se hacían con película Kodakchrome. En la carcasa del visor aparece en relieve la marca, así como la ciudad en la que se fabricó: Córdoba.
Cabe suponer que este diseño de Árpa fuera una réplica sui géneris del auténtico View-Master modelo E, el único de la marca americana fabricado en España. Como curiosidad, Arpa Color S.A. dedicó tres de sus discos con pares estereoscópicos de pequeño formato (16mm) a Zaragoza.
El invento de William Gruber, el view-master, concebido a partir del antiguo estereoscopo permitió el resurgir de la fotografía estereoscópica a partir de 1930. En un principo se creó como herramienta educativa para los adultos, y también con fines lúdicos. No obstante, a lo largo del siglo XX y ya entrado el siglo XXI, no solo se ha mantenido, si no que ha sabido reconvertirse y enfocarse al público infantil para destacar como un juguete atractivo y que tiene una gran acogida.
réplica oficial de Voigtländer de 1978 de su primera cámara metálica para hacer daguerrotipos, de la cual se fabricaron apenas 600 unidades entre 1840 y 1841. Si bien de la cámara original tan solo quedan tres ejemplares completos en todo el mundo, las réplicas oficiales también son sumamente valoradas y escasas.
La marca alemana Voigtländer es, precisamente, la más antigua en la industria fotográfica. Arrancó su andadura en Viena en 1756 dedicada a los productos mecánicos de precisión e instrumentos ópticos. Así, no es de extrañar que cuando se embarcó en el ámbito de las fotografía lo hiciera como líder tecnológico y protagonista de importantes avances técnicos.
De hecho, la pieza en cuestión constituye la primera cámara en utilizar un objetivo fotográfico de precisión y gran rapidez para la época (redujo alrededor de veinte veces el tiempo necesario para tomar un retrato, pasando de 30 minutos a apenas 2 o 3 minutos por retrato). Esto fue posible gracias a las lentes de Jozef Maximilián Petzval, un matemático y profesor universitario. La colaboración entre Petzval y Peter Voigtländer (nieto del fundador) revolucionó el mundo de la fotografía con adelantos como sus lentes y objetivos. La aportación de Petzval fue tan valiosa que desde 1929 se otorga la medalla con su nombre en agradecimiento a las aportaciones realizadas en el ámbito de la fotografía científica.
Despiece de la cámara Voigtländer Daguerreotype
La cámara es totalmente metálica, tiene forma cónica y utiliza un objetivo con una longitud focal de 150mm, con una luminosidad hasta 16 veces mayor que la utilizada hasta el momento. Las imágenes resultantes son de forma circular, como se puede apreciar a continuación:
Es notorio que, apenas unos meses después de la famosa sesión del 10 de Agosto de 1839 en la que Françóis Arago anunció el proceso fotográfico inventado por Daguerre, una empresa familar alemana como Voigtländer consiguiera revolucionar la incipiente Industria.
Una de las joyas de la colección Foticos: la cámara aérea de Gaumont (id.4647), de 1917, un modelo utilizado por la armada francesa durante la Primera Guerra Mundial. Es tan valioso porque nuestro ejemplar es el único que se conoce en el mundo y se conserva en perfecto estado porque nunca llegó a estar montado sobre un avión.
Estamos ante una cámara de imágenes aérea fija para el reconocimiento aéreo a gran altura, ya sean para tomas verticales o panorámicas. Permite cargar hasta 12 placas de formato 18x24cm con un obturador de cortinillas y un objetivo 1200mm Hermagis.
La Primera Guerra Mundial fue el primer gran conflicto bélico en el que la fotografía aérea desempeñó un papel importante. En un primer momento de la contienda, en 1914, los observadores hacían bocetos desde los aviones sobre el enemigo, pero pronto se utilizaron las cámaras para confirmar las observaciones y obtener información más fiable. Poco a poco los fabricantes fueron perfeccionando objetivos, distancias focales para captar más detalles y cámaras que permitían el cambio semiautomático de los negativos de cristal. De hecho, se estima que al final de la guerra se habían tomado más de 500.000 fotografías. En las líneas inferiores podéis ver algunas instantáneas con este modelo de cámara área siendo utilizada por los soldados franceses.
Los franceses fueron los precursores de la fotografía aérea. Entre ellos, Léon Gaumont (1864-1946), pionero del cine y gran fabricante de cámaras de fotografía, fue un importante proveedor de aparatos de imágenes aéreas militares a escala industrial. El parisino Gaumónt fundó su empresa en 1895, bajo el nombre Gaumont et compagnie. En 1906 la empresa se convierte en una SA, y sigue existiendo hoy en día como productora y distribuidora de películas.
Un cartel publicitario francés de Kodak, que podría datar de los años '40s.
El cartel fue enmarcado por Wilian esta semana y la verdad es que ha quedado espectacular, el nuevo marco en rojo y dorado consigue destacar aún más el colorido del cartel.
El cartel publicita la casa Photo-Films de H. Suffize en Vermenton (Francia) como distribuidor especialista de la casa Kodak. Por el tipo de carrete que muestra el cartel hemos podido deducir que el cartel dataría de los años '40s, probablemente de después de la II Guerra Mundial. La ropa de los personajes y los tipos de cámara que portan corroboran esta datación.
De hecho hemos encontrado otros carteles publicitarios franceses de la casa Kodak muy similares: la tipografía en incluso el colorido, son similares a los del autor Max Ponty, autor de gran cantidad de carteles publicitarios de la época.
Las fotos redondas que se realizaban con la cámara Kodak Box de finales del siglo XIX.
En el comunicado 245 os hablábamos ya de la cámara Kodak Box, la primera cámara de rollo de film que lanzó Kodak con la intención de popularizar la fotografía. Como os decíamos ya entonces, el invento de Kodak facilitaba enormemente el uso de la cámara: hasta ese momento los fotógrafos debían cargar con cámaras voluminosas y pesadas, y en muchos casos también con un equipo de revelado portátil. En cambio con la cámara Kodak Box, tal como decía su eslógan, el cliente solamente debía apretar el botón, Kodak se encargaba del resto (una vez utilizada la película el cliente debía devolver la cámara al fabricante, que se la devolvía cargada de nuevo y con las fotografías reveladas). Doce años más tarde del lanzamiento de la Kodak Box Eastman lanzó la Brownie, que incluía la novedad de que la película podía ser retirada de la cámara una vez agotada.
La película de rollo en papel con la que se cargaba la Kodak Box permitía obtener 100 fotografías circulares de 6,4cms de diámetro. El rollo de la primera cámara estaba basado en papel, que pronto fue reemplazado por película de celulosa, transparente y flexible. Las imágenes redondas permitían además evitar las esquinas, donde la óptica no resolvía la imagen de modo satisfactorio, además de evitaban cualquier otra pequeña inexactitud como las fotos con horizontes torcidos.
George Eastman, fundador de Kodak, comprendió pronto que el negocio fotográfico no estaba tanto en las cámaras, sino en el procesamiento de la película, algo que si lo extrapolamos a la realidad actual podemos comparar con lo que sucede con las impresoras de inyección de tinta: un aparato puede resultar barato para el cliente, pero los consumibles significan compras constantes. Por ello para el lanzamiento de la Kodak Box Eastman contó con Brownell para el diseño de un modelo sencillo, de foco fijo y sin visor, prácticamente una caja de cartón.
Las fotografías redondas que se conservan evidencian que ya son realmente "instantáneas", es decir, muestran una realidad en movimiento que no tenía que posar para la fotografía necesariamente para que ésta no saliera movida. Las fotografías que han pasado a formar parte de nuestra colección son una muestra de cómo era la vida hacia 1888 (año de lanzamiento de la Kodak Box): el vestuario, las actividades, las ciudades, las máquinas... todo ha quedado retratado para siempre con este formato tan peculiar.
Hoy queremos acercaros un artículo muy especial que ya forma parte de nuestra colección y ha despertado la curiosidad de algunos de vosotros: el posógrafo Kaufmann.
Pero... ¿qué es un posógrafo? - os preguntaréis. Pues el posógrafo es una computadora de bolsillo que ayudaba a los fotógrafos a calibrar las variantes ambientales de la composición que querían capturar y así poder configurar los controles de la cámara de forma óptima. Lo curioso es que este invento data de una fecha tan temprana como 1920.
Este artilugio, inventado por Kaufmann, presentaba unos mecanismos interiores compuestos de palancas planas de metal recortado y bielas, conectados entre sí para dar respuesta en forma de diafragma y tiempo de exposición a una gran cantidad de condiciones de todo tipo: color del suelo y de las paredes, luz exterior, espacio de cielo visto, mes del año y hora solar, tono y claridad, tipo de escenario, estado del cielo...
Nuestro posógrafo mide 13x8,5cms y pesa aproximadamente 100 gramos y se compone de cuadros esmaltados y bordeados por un marco de niquel que muestran los factores que determinan e tiempo de exposición ideal. El artículo se presenta además en una preciosa funda de cuero. Para poder crear este aparato fue necesario experimentar a lo largo de 4 años todas las condiciones posibles a las que podía enfrentarse un fotógrafo.
Hoy en día todos los fotógrafos trabajan con fotómetros, que les permiten medir la luz para que podamos utilizar el diafragma y velocidad más adecuadas en cada ocasión. Parece increíble que hace casi 100 años Kaufmann aunara sus conocimientos matemáticos a la experiencia fotográfica para ofrecernos un objeto tan útil a la par que estético.
En el comunicado de hoy queremos hablaros de una fotografía histórica extraída de un álbum particular a finales del siglo XIX. En ella, queda inmortalizado el acto de lectura en el que se presentó la placa de mármol fijada a la pared del muro del cuartel Vérines, en la calle Leon Jouhaux, en París, donde tenía su emplazamiento el diorama y laboratorio de Louis Daguerre, destruidos en un incendio en 1839.
Sin duda, se trata de una fotografía única, con un alto valor testimonial, que después de más de 100 años, mantiene un estado de conservación excepcional. Si nos fijamos detalladamente, podemos apreciar unos claros reflejos en tonalidad azul, que no es otro que la plata. Este componente, ha sido clave en la historia y los avances de la fotografía, desde sus orígenes con Niepce, hasta los papeles fotográficos más modernos.
En el caso de las primeras fotografías, estaban hechas en papel aristotipo, como ya explicamos en un comunicado anterior, y la imagen se obtenía a través del ennegrecimiento directo de un depósito de plata disperso en un aglutinante (gelatina, colodión, caseína, etc.) De ahí los reflejos azules que vemos en la imagen. Y precisamente, Luois Daguerre fue uno de los mayores exponentes en el inicio de la fotografía.
Louis Daguerre fue el primer divulgador de la fotografía, al inventar el daguerrotipo a partir de las experiencias previas de Niépce en el primer cuarto del siglo XIX. De hecho, lo supo vender tan bien, que el gobierno francés compró la patente del daguerrotipo en julio de 1839 por una pensión vitalicia anual de 6000 francos para Daguerre y 4000 francos para el hijo de Joseph Niépce, porque así todo el mundo podría usarlo libremente.
Pero anteriormente, este pintor y decorador teatral Daguerre diseñó el diorama, un espectáculo visual que se popularizó entre 1822 y 1880 en París, Londres y Escocia. Se trataba de una expediencia teatral presentada al público en una sala especialmente diseñada por Daguerre. Los espectadores contemplaban una pintura de paisaje cuyo aspecto iba cambiando.
Por su gran repercusión en la sociedad parisina, el Gobierno francés quiso homenajear a Louis Daguerre con una placa de mármol conmemorativa, que todavía hoy en día sigue presente en las calles de París, concretamente en el inicio de la calle Léon-Jouhaux, tal y como puede apreciarse en la siguiente vista de Google-Maps.
En la placa de mármol puede leerse la siguiente inscripción:
Aquí estaba de 1822 a 1839
El diorama de Daguerre
y el laboratorio
donde perfeccionó el invento
por Joseph Nicéphore Niépce
descubrió el daguerrotipo
Hoy queremos hablaros de una cámara muy especial, que de hecho hemos tardado 30 años en conseguir. Como sabéis nuestra colección se centra especialmente en las cámaras estereoscópicas, aunque también cuenta con una nutrida representación de otro tipo de cámaras, entre las que destacan las cámaras de fabricación española. Pues bien, esta cámara reúne ambas características, es una de las primeras y escasas cámaras estereoscópicas fabricadas en España.
Nuestra cámara, que fue fabricada a finales del siglo XIX por la casa Texidor en Barcelona, presenta un cuerpo de caobilla y un fuelle de piel. Incluye 4 placas fotográficas de madera y ha llegado a nosotros en su estuche original. La cámara presenta unas medidas, extendida, de 23,5x15,5x12,5 cms.
La Casa Texidor fue fundada por Josep Texidor i Busquets, que abrió en 1874 un establecimiento de artículos de bellas artes, aunque antes de eso (en la década de los sesenta) ya había abierto el primer taller de fotografía artística de Barcelona. Josep Texidor era un hombre culto e inquieto: profesionalmente estaba relacionado con la industria que instaló en nuestro país la instalación pública de gas y que introdujo el sistema métrico decimal en España, a nivel personal era un gran aficionado a la pintura, a la que solamente se dedicó cuando su situación económica se lo permitió.
Josep tuvo 8 hijos, de ellos algunos se dedicaron a la pintura con cierto reconocimiento (Modesto y Pepita). Tras el fallecimiento de Josep sus hijos crearon la sociedad Hijos de Josep Texidor, ampliando y trasladando el establecimiento, con su hijo Emilio al cargo del negocio. A la muerte de Emilio su viuda continuó con el negocio, bajo el nombre de Viuda de E. Texidor, mientras que modesto continuaba con el negocio familiar de forma paralela.
En la Barcelona actual todavía pueden encontrarse los vestigios de la actividad comercial de la Casa Texidor, unos auténticos pioneros que se atrevieron incluso con la fabricación de cámaras estereoscópicas.
Esta semana queremos mostraros una colección de vistas estereoscópicas titulada "El Turismo Práctico", que Jesús Fernández adquirió hace ya aproximadamente 15 años. La colección está formada por 10 volúmenes y un visor que también se puede guardar en una caja muy original con forma de volúmenes de tomos de la colección huecos.
Para poder valorar correctamente esta colección es importante conocer el concepto de catálogo de vistas estereoscópicas, uno de cuyos mayores exponentes en nuestro país fue la Casa Laurent. Laurent publicó desde 1861 hasta 1880 catálogos con imágenes de paisajes de toda España, agrupados por temas y provincias. Para realizar todas las imágenes, además de sus propias fotografías Laurent comisionaba a varios fotógrafos, a los que enviaba por toda España para completar los fondos de su archivo.
Después de Laurent, la editorial de Alberto Martín (la de la colección que nos ocupa hoy), llevó a cabo un trabajo similar gracias a una red de fotógrafos corresponsales a comienzos del siglo XX, consiguiendo realizar con sus vistas estereoscópicas un retrato pormenorizado de la España de aquel tiempo. La colección, que data de 1910-1920, consta de una gran cantidad de tarjetas estereoscópicas al gelatino-bromuro y está compuesta por entre 10 y 14 imágenes por serie, en total la colección está formada por 334 vistas.
Una de las peculiaridades de las publicaciones de nuestra colección es que las vistas carecen de datación, con la idea de prolongar así la vida comercial de los productos. Además cada uno de los reversos de estas tarjetas estereoscópicas contiene una breve descripción de la imagen en español, francés e inglés, como ejemplo en esta vista sobre la Plaza Constitución de Zaragoza.
Estas vistas pronto se convirtieron en un "must" para turistas nacionales e internacionales y hoy nos permiten realizar un viaje en el tiempo en 3 dimensiones. Como siempre, esta colección está a vuestra disposición en el museo.
Esta semana queremos mostraros una colección de vistas estereoscópicas titulada "El Turismo Práctico", que Jesús Fernández adquirió hace ya aproximadamente 15 años. La colección está formada por 10 volúmenes y un visor que también se puede guardar en una caja muy original con forma de volúmenes de tomos de la colección huecos.
Para poder valorar correctamente esta colección es importante conocer el concepto de catálogo de vistas estereoscópicas, uno de cuyos mayores exponentes en nuestro país fue la Casa Laurent. Laurent publicó desde 1861 hasta 1880 catálogos con imágenes de paisajes de toda España, agrupados por temas y provincias. Para realizar todas las imágenes, además de sus propias fotografías Laurent comisionaba a varios fotógrafos, a los que enviaba por toda España para completar los fondos de su archivo.
Después de Laurent, la editorial de Alberto Martín (la de la colección que nos ocupa hoy), llevó a cabo un trabajo similar gracias a una red de fotógrafos corresponsales a comienzos del siglo XX, consiguiendo realizar con sus vistas estereoscópicas un retrato pormenorizado de la España de aquel tiempo. La colección, que data de 1910-1920, consta de una gran cantidad de tarjetas estereoscópicas al gelatino-bromuro y está compuesta por entre 10 y 14 imágenes por serie, en total la colección está formada por 334 vistas.
Una de las peculiaridades de las publicaciones de nuestra colección es que las vistas carecen de datación, con la idea de prolongar así la vida comercial de los productos. Además cada uno de los reversos de estas tarjetas estereoscópicas contiene una breve descripción de la imagen en español, francés e inglés, como ejemplo en esta vista sobre la Plaza Constitución de Zaragoza.
Estas vistas pronto se convirtieron en un "must" para turistas nacionales e internacionales y hoy nos permiten realizar un viaje en el tiempo en 3 dimensiones. Como siempre, esta colección está a vuestra disposición en el museo.
Hoy queremos hablaros de una de las últimas adquisiciones para la colección de Foticos: un visor de tipo Brewster en madera de limonero. Este visor tiene como peculiaridad su particular color amarillo, sin duda otorgado por el tipo de madera con el que se ha fabricado. Este visor pertenece al primer modelo de Brewster, por lo que se podría datar a partir de 1851, nuestro aparato tiene cristal translúcido y lentes regulables hacia los lados.
Como ya os contamos en el Comunicado nº 199, las leyes de la fotografía estereoscópica fueron formuladas en 1832 por Charles Wheatstone. Por lo tanto no fue David Brewster quien inventó el estereoscopio, de hecho él mismo acreditaba el invento de este artículo a Mr. Elliot, un profesor de matemáticas de Edinburgo que concibió la idea en 1823 y construyó un estereoscopio simple sin lentes ni espejos y que se utilizaba para ver transparencias de paisajes dibujadas. La contribución de Brewster fue el uso de lentes para unificar las fotos no idénticas en 1849, por lo tanto se podría decir que el estereoscopio lenticular (basado en el uso de lentes) sí que fue en realidad su invención.
Brewster no fue capaz de encontrar un fabricante en Inglaterra y lo llevó a Francia en 1850, donde el aparato fue mejorado por Jules Dubosq, reduciendo el tamaño y creando aparatos de mano que pasaron a conocerse como estereoscopios de tipo Brewster. El visor tipo Brewster fue admirado por la Reina Victoria cuando se dio a conocer en la Gran Exposición del Palacio de Cristal de 1851. Antes de que acabara la exposición Brewster obsequió a la reina Victoria con un modelo de regalo que Dubosq había hecho especialmente para ella, dando lugar a una moda que consiguió vender 250.000 estereoscopios en 3 meses.
El visor Brewster consiguió estandarizar el tamaño y la forma de la estereografía, permitiendo así que su producción fuera millonaria. Su modelo marcó el comienzo de la era del "estereoscopio de salón", ya que el dispositivo se convirtió en un accesorio familiar en los hogares tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos. El visor tipo Brewster permitió a la gente de su época ver por primera vez el mundo en 3D; a nosotros, acostumbrados ya a la visión en 3D, nos permite también acceder a un mundo ya pasado, que de otra manera habría quedado perdido para nosotros.
Hoy queremos mostraros una reciente incorporación al museo de Foticos: una cámara espía de tamaño muy reducido conocida como The Photoret.
La cámara Photoret, fabricada por la Magic Introduction Company de 1894 a 1901, era una de las cámaras más pequeñas de su tiempo. Con apariencia de un reloj de bolsillo, esta cámara costaba 2,50 $ y fue ampliamente publicitada por su fácil uso. La Magic Introduction Company fabricaba juguetes y material óptico y además también este tipo de cámaras espía diminutas.
Esta cámara fue diseñada en 1893 por Dickson, que en ese momento era ayudante de Thomas Edison. La cámara fue posteriormente mejorada y patentada por Casler. La Photoret se fabricaba en Nueva York y se distribuía en una caja de madera como la que ha llegado a nuestras manos. La cámara pesa solamente 112 gramos y tiene un diámetro de 6 cms, utilizaba film en disco de 6 exposiciones de tamaño realmente pequeño (13mm) que se denominaron "photette". Pronto se fabricaron un gran número de accesorios y materiales de procesado para esta cámara tan singular.
La Magic Introduction Company dio paso a la creación de la American Mutoscope Company en 1895, que se centraría en la imagen en movimiento.
Esta semana queremos mostraros un aparato estéreo muy especial, ya que existen muy pocas unidades en el mundo. Se trata de la Stereophot de la marca Secam, que data de 1956 y fue fabricado en Francia utilizando dos cámaras Stylophot Deluxe montadas sobre una placa especial.
La Stylophot era una cámara alargada con clip para poder llevar en el bolsillo de la chaqueta, en realidad esta cámara se fabricó para parecer un bolígrafo, de ahí su nombre. Aunque su forma y el clip sí que recuerdan a un bolígrafo, la cámara es demasiado grande y pesada para ser llevada en el bolsillo. La Stylophot Deluxe, que es el modelo de las dos cámaras que componen nuestra Stereophot, se diferenciaba de otras versiones por su lente Roussel. La Stylophot, diseñada por Fritz Kaftanski, debe ser enmarcada dentro de las cámaras espía.
La Stereophot no es por lo tanto una cámra en sí, sino que se trata de un accesorio que permite acoplar las dos cámaras Stylophot y asegurar la sincronización del disparo. La Stereophot de nuestra colección incluye además su funda y se encuentra en perfecto estado de conservación.
Félix Potin fue un empresario francés nacido en 1820. A los 24 años abrió su primera tienda en París, a esta tienda siguieron muchas más hasta que en 1860 abrió sus almacenes de dos plantas en el Boulevard de Sébastopol de París. Posteriormente abrió una fábrica a las afueras de París e incluso instauró en 1870 un servicio de entrega a domicilio.
A la muerte del fundador el negocio siguió creciendo, ampliando las fábricas y las tiendas hasta los 1200 establecimientos. Félix Potin consiguió modificar el tipo de negocio, vendiendo productos fabricados y envasados en su propia empresa, unificando así distribución y ventas bajo la misma marca.
Parte de la estrategia comercial de fidelización del cliente de Potin consistió en el lanzamiento de álbumes de fotografías de estilo carte de visite, que se ofrecían con sus tabletas de chocolate desde 1898 hasta bien entrado el siglo XX, de manera que sus clientes pudieran coleccionarlas en sus diferentes álbumes.
Potin también creó vistas estereoscópicas y para poder visionarlas creó el visor que ha llegado a nuesta colección: un visor de madera de tipo Brewster en muy buen estado. Potin creó también colecciones de vistas estereoscópicas de la Exposición Universal de 1900 de París, así que sin duda el visor de nuestra colección se podría datar a finales del siglo XIX.
Se puede decir que las contribuciones de la compañía de Félix Potin no solamente han permitido el desarrollo de nuevas estrategias de marketing, sino que con sus tiendas incluso renovó y modernizó Paris enormemente.