<div>Imágenes del <strong>París de 1889</strong>. De la mano de <strong>una serie de vistas estéreo a la albúmina</strong> estas instantáneas nos acercan a la capital francesa de finales del siglo XIX <strong>con motivo de la Exposición Universal de 1889</strong>. Como se ve, en ninguna de ellas aparece la famosa Torre Eiffel, ya que este histórico monumento se construyó para dicha exposición. En esta serie de imágenes estéreo de cartón aparecen importantes pabellones como el Palacio del Trocadero, la Cúpula Central, el pabellón de Bellas Artes, entre otros. Todos ellos símbolos de la Exposición Universal de 1889.<br><br>La de París fue <strong>la décima exposición universal celebrada en la historia </strong>y conmemoraba el centenario de la toma de la Bastilla, considerado el símbolo del comienzo de la revolución francesa. Anecdóticamente se cumplían también 50 años de la presentación del daguerrotipo en Francia. Pero esta exposición <strong>pasó a la historia por cambiar el skyline de París gracias a esta magnífica estructura de hierro</strong>, construída por el ingeniero francés Gustave Eiffel en dos años, dos meses y cinco días.<br><br>La Torre Eiffel permitió además ver imágenes inéditas de París hasta la fecha, ya que no existía todavía la fotografía aérea. Lo que no muchos saben es que <strong>este gigantesco monumento de 300 metros de altura iba a ser temporal</strong>; se concibió como un armazón desmontable pensado para durar 20 años. Sin embargo, en 1900 la Armada Francesa añadió una antena de radio en su punto más alto, convirtiéndola en imprescindible. Años después, durante la ocupación nazi de París (1940-1944) la antena se utilizó para la difusión de la televisión alemana. Y finalmente, la Torre Eiffel se ha convertido en un icono de “la ciudad del amor”. De la Exposición Universal de 1889 quedó una huella duradera en el paisaje de esta metrópoli europea, que transformó su paisaje:<br><br>Fue gracias a una exposición universal que la fotografía estereoscópica comenzó a tener un gran éxito comercial y traspasar fronteras. Fue <strong>durante la primera exposición universal de la historia, en Londres de 1851, cuando la reina Victoria mostró al mundo su fascinación por un visor estereoscópico</strong>. A partir de entonces este nuevo invento cruzó rápidamente las fronteras, y esta nueva forma de observar las imágenes se convirtió en un fenómeno de masas. Apenas en 5 años se habían vendido más de medio millón de visores estereo. Y entre los principales motivos de las imágenes estaban los destinos de viaje, monumentos, maravillas naturales y, por supuesto, ferias universales, como la que tenemos entre mano de París de 1889. Esta serie compone un importante legado histórico sobre la arquitectura parisina previa a la Torre Eiffel.</div>