Esta semana queremos mostraros una cámara que hemos adquirido para nuestra colección y que pasará a engrosar nuestra ya extensa familia de cámaras espía: la cámara Tisdell & Wittelsey, conocida como la Cámara Detective T & W.
Se trata de una cámara de fuelle unida a una caja, lo que la hace totalmente invisible desde el exterior. Una vez se abre la caja, que tiene unas dimensiones de 32x18x16cms, se puede ver la cámara fotográfica propiamente, realizada en caoba, con una lente de menisco acromática y un obturador de resorte ajustable a 5 velocidades.
Cuando la tapa está abierta se puede acceder a las diferentes velocidades y al objetivo, que se encuentra oculto bajo un visor desmontable. Una vez que se ha determinado la distancia focal se puede bajar la cubierta y encuadrar la imagen de forma totalmente discreta levantando la parte superior del asa de la caja y mirando a través del visor. Se fabricaron dos versiones de esta misma cámara: una de ellas toda en madera y otra versión (la que hemos incorporado a nuestra colección) totalmente cubierta de piel.
Este modelo de cámara, que fue patentado, fue fabricado cerca de 1886 por la compañía Tisdell & Whittelsey Tool, Model and Instrument Makers, de Nueva York. Esta empresa fue creada en 1884 y posteriormente, ya en 1893, pasó a ser la Tisdell Camera & Manufacturing Co. y se ubicó en Scranton, Pennsylvania, que continuó fabricando este modelo de cámara.
El término cámara espía o cámara detective se utilizó desde finales del siglo XIX hasta aproximadamente 1920s y se refiere a aquellas cámaras de apariencia discreta (sobre todo si las comparamos a las demás cámaras de la época) y generalmente de mano, por lo que pueden utilizarse para tomar fotografías de forma discreta. Posteriormente este tipo de cámaras evolucionó hacia las cámaras ocultas en objetos más elaborados y que también forman parte de nuestra colección, como por ejemplo las ocultas en libros, bolígrafos o paquetes de tabaco.
No obstante las cámaras espía no se vendieron exclusivamente para ser usadas por detectives. Un buen número de anuncios de la época alentaba su uso también por personas comunes.
