Se trata de una litofanía, que no es más que una proyección de luz a través de una lámina semitransparente en la que se ha modelado un volúmen. La variación del grosor en la imagen hace que la opacidad de la lámina varíe, es precisamente eso lo que gracias a la luz nos permite ver la imagen en claroscuro. Este tipo de bajograbados se modelaba originalmente en cera, que luego se traspasaba a láminas de porcelana muy fina. Esta técnica, que ya se usaba en el siglo XVIII, se utilizaba entre otras cosas para la manufactura de objetos de decoración como tazas o lámparas.... La litofanía tuvo auge en Alemania y Francia, extendiéndose rápidamente por toda Europa en el siglo XIX. Nuestra litofanía está precisamente datada en el siglo XIX, una vez encendida de la parte posterior se puede ver una escena de jóvenes ofreciendo flores a una imagen religiosa.