<div>Las imágenes de fotógrafos retratándose a sí mismos con sus cámaras o en su entorno de trabajo son relativamente escasas, y probablemente la mayoría de los fotógrafos se sentían más cómodos detrás de la pantalla que delante del objetivo. Las razones por las que los fotógrafos se fotografiaban a sí mismos son muy diversas. La razón más común era probablemente la necesidad de imágenes publicitarias impresionantes en las que el fotógrafo, o en casos más raros en aquella época, la fotógrafa, se presentaba a sí mismo con sus impresionantes cámaras de madera o en su estudio teatral. Las imágenes pretendían irradiar una pericia con cámaras y equipos que los "diletantes" (como se llamaba entonces a los fotógrafos aficionados) no podían permitirse.<br><br>No es frecuente encontrar fotos de fotógrafos con sus cámaras o en sus estudios, como tampoco lo es encontrar fotos de otros profesionales de la imagen de la época. En el libro, abarcan desde los inicios del daguerrotipo en 1839 hasta aproximadamente finales de los años veinte. Aparte del aspecto publicitario, estas fotografías no podían venderse. La mayoría de las fotografías encargadas eran retratos de individuos, luego fotos de familia y ocasionalmente vistas de ciudades, que luego se utilizaban para la producción de tarjetas postales. Aún más asombrosa es la colección de imágenes de "fotógrafos que hacían fotografías", reunidas en este libro. Debemos este material fotográfico de valor histórico a la pasión coleccionista de Werner y Trudi Bosshard, especialmente conocidos por una de las colecciones más importantes de daguerrotipos suizos. Para ellos, coleccionar fotografías de fotógrafos debió de ser siempre un apasionante tema marginal: imágenes que la gente compraba en mercadillos y subastas simplemente porque le gustaban. Así se ha reunido una colección de un sector marginado que probablemente no tenga parangón en ningún otro lugar.<br><br>Las más de 500 fotos de este libro cubren el tema de forma muy diversa. Muchas de las imágenes hacen sonreír y no pretenden ser tomadas en serio en los tiempos que corren. Otras nos muestran retratos de fotógrafos conocidos cuyos nombres reconocemos por su obra, pero a los que rara vez o nunca hemos visto nosotros mismos en una foto. A continuación, las imágenes nos dan interesantes pistas fotográfico-históricas sobre los equipos y las cámaras que se utilizaban en la época, por lo general enormes monstruosidades, ya que durante mucho tiempo las fotografías se tomaban en placas de vidrio de gran formato que correspondían al formato final de la imagen solicitada por el cliente. Y cuanto más grande era la caja de madera de la foto, más impresionante era el mensaje publicitario para el fotógrafo.<br><br>( <em>Urs Tillmanns</em>)</div>