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os retratos iluminados, esto es, coloreados a mano. Esta técnica es todo arte de los comienzos de la fotografía, y consiste en aplicar color a las copias originales en blanco y negro con el fin de dar más realismo a la imagen.
Concretamente, queremos hablaros una de nuestras piezas del museo: un retrato castrense coloreado a mano con mucho detalle (id. 9274). Se trata de una fotografía de 10x6 cm que muestra a uno de los últimos soldados de Cuba, la última de las colonias españolas en América, fechada aproximadamente entre 1860 y 1879. Para ver el auténtico valor de esta fotografía iluminada, os animamos a que intentéis colorear a mano una de vuestras fotografías de tamaño similar. ¡Es todo un desafío solo apto para los artistas más habilidosos!
A mediados del siglo XIX, todavía en los primeros albores de la fotografía, ya se comenzaron a realizar las primeras experimentaciones de fotos coloreadas a mano, usando todo tipo de materiales y técnicas, tales como acuarelas, aceites crayones o pasteles, ya fuera aplicados con pinceles, hisopos de algodón o incluso con los propios dedos. No en vano se dice que los primeros fotógrafos estaban a medio camino entre el arte y la ciencia. El recurso del coloreado de la imagen evidenciaba la maestría de algunos profesionales, que realizaban auténticas obras de arte, como la que hemos adquirido para la Colección de Foticos.
Aunque la coloración a mano de las fotografía tuvo su origen en Europa, la técnica cobró importante protagonismo en Japón, donde se convirtió en todo un arte. Importantes artistas japoneses desarrollaron sus habilidades en Europa y América. Es curioso que Cuba, de donde procede el retrato iluminado que hemos adquirido para la colección, fue el segundo país del mundo y e primero en Hispanoamérica en inaugurar oficialmente el primer estudio público de retratos al daguerrotipo, concretamente en 1841 de la mano del fotógrafo George Washington Halsey hace casi 180 años Entre los retratos más habituales, abundaron los de estilo castrense y aquellos protagonizados por soldados, como el que presentamos a continuación:
Pero el arte de las fotografías iluminadas no desapareció por completo con la llegada de los autocromos primero y de la consecución de las primeras fotografías a color después. Si no que su uso se extendió durante más de un siglo hasta que Kodak popularizó la película de color Kodakchrome. De hecho, uno de los grandes iconos de la fotografía de la Gran Depresión Americana, la instantánea de “Madre migrante” de la fotógrafa Dorothea Lange, si bien fue tomada en blanco y negro en 1936, se ha podido ver en distintos medios de comunicación y exposiciones “iluminada”, esto es, coloreada a mano. Como podéis ver, el color le aporta un realismo a la instantánea.